Realidad virual en México

Exhibido en México

En 1997-1998, se presentó en el Museo de Monterrey, a propósito de su XX aniversario, una exposición titulada “Arte virtual/Realidad plural”, que incluyó varias obras que se aproximan al concepto de realidad virtual, la mayoría de ellas no eran propiamente realidad virtual de inmersión. Sin embargo, destaca entre ellas Osmose (1994-1995) de la artista canadiense Char Davies, en la que sí se utilizó la tecnología propia de realidad virtual de inmersión. Sobre esta obra se ha escrito mucho y se sigue escribiendo, [201] es inevitable retomarla cada vez; además cobra relevancia mencionarla, tras el hecho de que el público mexicano haya tenido acceso a ella, pues quizás sigue siendo la mejor obra que se haya realizado. Davies presentó este trabajo en Nueva York y Montréal (1995), Inglaterra, México (1997), San Francisco (2001), Australia, Londres. En 1998 hizo otra obra llamada Ephémére, que es una continuación de Osmose.

Davies es pintora y artista visual. Inició este proyecto desde mediados de los ochenta, es decir que dedicó alrededor de quince años en desarrollar la idea y llevarla a cabo. Para ello fundó la compañía Softimage en 1987; ahí elaboró software para artistas con pocos conocimientos en matemáticas y programación, que quisieran modelar imágenes en 3D. En 1994 Microsoft compró la compañía. En términos comerciales tuvo mucho éxito el diseño de software, lo vendieron para películas de Hollywood como Terminator 2, Jurasic Park, The Mask, Matrix, etc., sin embargo es importante rescatar el espíritu original de su trabajo que fue una búsqueda artística.

Char Davies - Vista de la instalación de Ephémère (1998), durante la representación (1998), con visión inmersa en una pantalla de sombras en el Centro Australiano de la Imagen Móvil, 2003
Char Davies • Vertical Tree, Osmose (1995). Imagen digital capturada en tiempo real durante la ejecución de un entorno de la realidad virtual inmeriva.

El tema de Osmose es la relación entre lo interior, lo espiritual y subjetivo del hombre con el exterior, el mundo físico y natural. Davies combina la inmaterialidad de la imagen virtual con la sensación corporal real de la inmersión. A propósito, viene bien la idea romántica de que “El dormir es provocado por el hecho de que los sentidos y la consciencia se retiran parcialmente del mundo exterior. Gracias a esa inmersión en la vida vegetativa, las ‘partes naturales del alma’ adquieren nuevas fuerzas”, [202] pues este proyecto se desprende de experiencias personales y del estudio de la relación del cuerpo y la mente con la naturaleza, con ello volvemos de nuevo a la idea de la integración del hombre con el macrocosmos.

La instalación Osmose consiste en un ambiente virtual de un bosque y agua. La interfaz para navegaría es la respiración del usuario junto con un chaleco y un casco. Al movimiento del cuerpo de quien está inmerso se unen sonidos de hombres y mujeres, esos sonidos se generan con el movimiento del sujeto-usuario. La respiración da la pauta para hundirse o flotar. El crítico de arte Carlos Blas Galindo navegó este ambiente, y escribió la siguiente reseña:

[....] ’Osmose’, de C. Davies, es indudablemente la obra más espectacular [...] Se trata de un muy depurado trabajo de realidad virtual, cuya plena apreciación requiere del uso de un chaleco con sensores para la expansión o contracción del tórax –movimientos con los que el viajero decide ascensos o descensos, respectivamente–, más un casco para la visualización en todas direcciones y para la orientación de sus trayectorias. El recorrido comienza en una red de cubos –de los que sólo existen sus aristas–, prosigue en ambientes que remiten a mundos subacuáticos, microscópicos, del proceso de fotosíntesis –que jamás son unívocos ni realistas–; continúa en paisajes y vistas de datos informáticos, para concluir entre nubes. El usuario comparte en algo su experiencia, mediante la proyección para los demás, tanto de lo que ve como de su propia silueta. Empero, las sensaciones que éste experimenta son insustituibles. Son de alguna manera semejantes a alucinaciones que provocan una gran tranquilidad. Incluso a sueños. Pero la sensación de mayor impacto proviene de la certeza de que el arte tecnológico de hoy cuenta con solidez, con plena autonomía y con soluciones inéditas.[203]

Entre las diversas opiniones sobre esta obra, predominan las comparaciones con cierto estado que se alcanza a través de la respiración en la meditación y en el sueño. En el yoga las respiraciones son fundamentales para la integración de mente y cuerpo. El ejercicio continuado de inhalar y exhalar y la concentración en un punto imaginario o un órgano del cuerpo, lleva a un estado semi-hipnoide que llaman relajamiento consciente. A esta obra, la autora traslada algunos de esos principios: manejo de la respiración, el relajamiento consciente, tratar de conectar cuerpo y mente e integrarlos. Lo que propone es tratar de “unir la escisión cartesiana de mente/cuerpo, sujeto/ objeto [...] reconectando mente, cuerpo y mundo”. [204] En opinión de Laurie McRobert “[...] estamos tentados a alcanzar y tocar los fenómenos virtuales tridimensionales del arte de Davies, pero cuando lo intentamos sólo se evaporan, desapareciendo en sus mundos digitales, –el tacto no está incorporado en el trabajo de Davies”. [205] Como habíamos comentado la investigación sobre el sentido del tacto en la RV no ha tenido un desarrollo suficiente, y el interés de Davies se centra en la profundidad de la imagen y el sonido.

Char Davies - Vista de la instalación de Ephémère (1998), durante la representación (1998), con visión inmersa en una pantalla de sombras en el Centro Australiano de la Imagen Móvil, 2003
Char Davies - Vista de la instalación de Ephémère (1998), durante la representación (1998), con visión inmersa en una pantalla de sombras en el Centro Australiano de la Imagen Móvil, 2003.

La obra de Davies busca crear un ambiente que tenga efectos agradables en los usuarios como señala Cobb: “No estoy solo en esta reacción. Existe un consenso en quienes han experimentado una inmersión en Osmose en el sentido de que inspira sentimientos profundos de paz y ensoñación, induciendo a un estado casi meditativo de conciencia”. [206] Entonces, tenemos tanto la ilusión del arte: utiliza la perspectiva, y un engaño en la percepción a través de los sentidos, hace de ese ambiente un lugar ilusorio para una satisfacción interna y psíquica. Como señala Me Robert: “[...] estar inmerso en un espacio virtual 3D nos permite captar y comprender, como nunca antes, el poder del inconsciente. El arte virtual como el de Davies actúa como un medio facilitador, que nos permite percibir algo más que nuestra condicionada experiencia matemática de espacio y tiempo; nos sumerge en nuestro DNA y en un sentido innato arcaico/eterno espacio/ tiempo”. [207]

Notes

201. Entre los textos que cabe destacar está From sfumato to transarchitectures and Osmose. Leonardo da vinci’s virtual reality de Nelson Cami. Por ejemplo, Oliver Grau le dedica un capítulo de su libro Virtual Art. From Illusion to Immersion. En la página en línea Immersence se encuentra una amplia bibliografía sobre su obra.
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202. Albert Béguin, op. cit., p. 179.
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203. Carlos Blas Galindo Mendoza, “Osmose” en Periódico El financiero, México, enero de 1998.
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204. Charlotte Davies, “Osmose: Notes on being in Immersive Virtual Space” en Digital creativity. A reader, Colin Beardon and Lone Malmborg, 2002, p. 5.
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205. Laurie Mc Robert, Char Davies's Immersive virtual art and the essence of spatiality. Canada, University of Toronto, 2007, p. 5.
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206. Jennifer Cobb, Cybergrace: The search for God in the digital world, New York, Crown Publishers, 1998, p. 1.
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207. Laurie Mc Robert, op. cit., p. 10.
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Last verified: August 1st 2013.